jueves, 2 de julio de 2009

Fiestas de quintos, mozos y bailes

Se empezaba a ser mozo cuando se era mayordomo de San Vicente, y se era mayordomo por parejas.

El día de Navidad por la noche, los mayordomos, después de cenar, ofrecían un convite en el salón del baile a todos los mozos y mozas, basado en comer dulces y chochos a discreción y después había baile, pues este pueblo siempre ha tenido muy buenos tamborileros, tales como por todos conocido Fabiano y por los más mayores Damián, mi tío Vidal y el señor Lucas, y recuerdo que en alguna ocasión Constante tocaba la bandurria.

Los mayordomos eran los que se encargaban de buscar música para la fiesta de San Vicente pero siempre de acuerdo con los todos los mozos. La música se contrataba para tres días: para la noche del 21, para el día 22 (después de Misa, para la tarde y para la noche) y para el día 23, que nada más comer se juntaban todos los mozos y con la música tocando se recorrían todas las casas del pueblo, donde las amas de casa obsequiaban a todos con dulces y bebidas, especialmente vino. Se pasaba una tarde muy agradable, luego baile y después de cenar otro baile.

Había un alcalde de mozos que era quien tenía que dar el visto bueno para todo. Este era nombrado por votación y siempre era de los más mayores. Yo conocí cuando era Prudencio, pero ya siendo mozo pasó a ser Felicísimo Blanco Fuentes (Fili). La figura del alcalde era respetada por todos, y era el que se encargaba de todo lo relacionado con ellos, tales como pedir el vino cuando se casaba uno, se solía beber por carnavales. El que se casaba tenía que dar vino a los mozos y a los casados por el paso de una situación a otra, creo que medio cántaro a los mozos y un cántaro a los casados.

Las fiestas de los quintos se hacían: el día que se tallaba, cuando se hacía el sorteo y cuando te ibas a la mili.

El día que tallaban para ir a la mili, se hacía fiesta, ya que esto era un reconocimiento. Te tallaban en el Ayuntamiento de Moronta, donde estaba presente el médico, el secretario y el alcalde. Esto solía ser por la mañana, después los quintos y algún amigo que les acompañaba se iban a Viti a tomar algunas jarras de vino y se regresaban al pueblo por la tarde-noche ya contentos y por la noche se hacía el baile, pues Fabiano siempre estaba dispuesto.

El día del sorteo de los quintos se hacía más o menos lo mismo. Como en el pueblo no había posibilidad de enterarte de donde te había tocado, se iba a Viti y la Guardia Civil era quien te informaba si te había tocado en Ceuta, Melilla, Tetuán, El Harache o en la Península.
Al que le tocaba la península, contento, y al que le tocaba fuera, no tanto, pero se trataba de pasar lo mejor posible, pues en aquella época había muchos conflictos en Melilla, Tetúan y El Harache.
Al igual que el día de la talla, ya contentos por el vino, regresábamos al pueblo y se hacía el baile por la noche.

Cuando uno se iba a la mili, la víspera por la noche también se hacía baile para despedirse de las mozas y de la novia, el que tenía, pues en aquella época no era como ahora que están todo el día juntos.

Nuestro pueblo siempre se ha distinguido por la unión entre los mozos y si algún momento había algún rifirafe siempre se olvidaba rápido, esa era otra misión del alcalde de los mozos.

En Escuernavacas, siempre estábamos dispuestos a hacer baile y pasarlo bien, cuando venía un mozo o una moza se le hacía baile, se iba a llamar a las mozas a casa y no siempre estaban los padres dispuestos a dejarlas salir, pero con un poco de mano izquierda iban los hermanos o los primos a llamarlas y así los padres se ablandaban un poco y las dejaban salir.


Ángel Martín




4 comentarios:

  1. ¡¡¡Pero si esta gente estaba todo el día de baile en baile !!!! y nuestro padres se quejan ahora de que estamos todo el día de fiesta....parece q no se acuerdan de sus años mozos.

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  2. ¿De que años estamos hablando? Y la musica ¿era conjunto o tamboril? No se si son de esta epoca los "Chupaligas..."

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  3. Pues hablamos de cuando Angel era mozo, yo calculo que eso sería por los años 60

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  4. Siempre es emocionante saber cómo eran nuestros mozos en otros tiempos. Un pensamiento cariñoso para los jóvenes de entonces…y gracias a ti, Ángel, por contarlo.

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