martes, 26 de octubre de 2010

Aquellos otros veranos

Verano. Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua (el RAE para los amigos), verano es, entre otras cosas, “la época más calurosa del año que en el hemisferio septentrional comprende los meses de junio, julio y agosto. En el hemisferio austral comprende los meses de diciembre, enero y febrero”.

Nosotros estamos en el hemisferio septentrional, así que verano es junio, y julio y agosto. E incluso, algunas veces, es un poquito de setiembre.
El RAE es listo, muy listo, y por eso él sabe que los verdaderos veranos tienen tres meses (o a veces, tres meses y medio, depende de las notas).
Y así eran los veranos de antes, al menos los veranos que hemos vivido algunos de nosotros hace tiempo (no demasiado tiempo, aunque a veces nos lo parezca).

Aunque el diccionario no lo dice, verano es otra cosa. Son vacaciones. Las VACACIONES, así, con mayúsculas. Las mejores vacaciones del año, aquellas que tanto tardaban en llegar, que tan largas parecían cuando llegaban y que tan cortas se nos hacían cuando se terminaban. Porque eran las vacaciones que vivíamos con ilusión, con verdaderas ganas.
Eran cuando se terminaba el cole, cuando te daban las notas, y sobre todo, cuando te ibas al pueblo. Eso era casi lo mejor de todo: te ibas a Escuernavacas, a pasar ese verano de tres meses (o casi cuatro).
Tantos días por delante se hacían emocionantes ya desde el primero, cuando llegabas al pueblo y enseguida ibas a ver si habían llegado tus amigos, cómo estaba tu bici, cuantas vacas había en el corral, si las gallinas seguían poniendo los huevos en el mismo sitio, si echaba agua el Pilar, si las pozas estaban llenas, … Y cuando habías comprobado que todo seguía en su sitio, empezaba lo bueno: coger la bici y andar por todas partes, acordándote sólo de ir a casa cuando tenías hambre; tirar piedras al Piélago; cazar ranas; jugar al escondite; mirar de reojo a quien te gustaba antes de ponerte muy colorado (los chicos también se ponen colorados); jugar a la cadena; quedarte hasta tarde en los poyos; disfrutar con aquellos amigos a quienes veías sólo en vacaciones (y conocer a los nuevos, que siempre venía alguno en verano); tirar piedras a la fuente; jugar con globos de agua; competir al Castro en el portalillo de la Iglesia, pintando en el suelo las casillas; ir a la era, a ver cómo iba la trilla; madrugar para coger patatas; robar melones, o sandías, o manzanas (a veces, tus propios melones o sandías sin saber que eran tuyos); fumar los primeros cigarros y beber las primeras cervezas (o los primeros vinos, según el gusto); subirte al trillo para limpiar garbanzos y cribarlos para separarlos de la paja; sentarte con los mayores y enterarte de sus secretos; merendar bocadillos de chorizo o Nocilla (o gorduras si te castigaban); ir al rosario los domingo por la tarde cuando tocaban las campanas; ir a la boyá a buscar las vacas; ayudar o leer en misa; pelearte por subir en el 600 del señor cura….
Sentir emociones, las primeras y más reales emociones, que parecían siempre únicas, aunque se repitieran verano a verano.
Todos hemos tenido aquellos veranos, algunos más y otros menos.
Pero creo que aquellos fueron los veranos que pusieron las bases de los veranos de ahora, que no son tan largos (las vacaciones se van acortando a medida que creces) pero que todavía conservan algunas de aquellas emociones.
Ojalá todos tengan la oportunidad de vivir un verano como aquellos en Escuernavacas, y todos ayudemos a que se mantengan, porque nos los merecemos: los que pasamos ahora parte de nuestras vacaciones en el pueblo y, sobre todo, todos aquellos que empiezan ahora a tener su propio verano.

Un brindis por el verano

(Colaboración anónima)

4 comentarios:

  1. Si, lo pasábamos bien ...
    yo recuerdo jugar a las cartas en el tele y a bailes y obras en el portalillo de la iglesia, además de ensayar todos los días las obras y los bailes para la gran actuación final

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  2. Gracias a esa "colaboración anónima" por hacernos recordar nuestros veranos.

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  3. y os acordais cuando Feliz tocaba a la oración?

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  4. y de jugar al escondite o a liebre por las noches, de ir a la carretera por las noches, pedir un deseo cuando veias una estrella fugaz, jugar a "verdad, beso o consecuencia"... tantos días y noches, tantos amigos y amigas, y tanta libertad!!!

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