lunes, 2 de abril de 2012

Otra merienda en el resbalón

Semana Santa de 1990, Revista El Nogal (Boletín número 10), 2º trimestre:

Una niña del pueblo, Carmen, nos hace la crónica del gran día del resbalón.

"Ya llegó el esperado día del resbalón. De nuevo hemos celebrado el Domingo de Resurrección con una buena merienda en el resbalón.
Los más pequeños nos adelantamos, como siempre, para resbalarnos más tiempo. Eran aproximadamente sobre las tres de la tarde cuando llenamos una botella de agua, aunque pensamos que el tiempo iba a estropearnos la tarde, comenzamos nuestro camino hacía el resbalón. No andamos mucho cuando al llegar a la era chica nos encontramos con una tropa de vacas que nos hicieron refugiar detrás de una pared. Luego algunos chicos pasaron en bici y nosotras aprovechamos para pasar con ellos. El camino se nos hacía cada vez más largo, quizás por el miedo a las vacas, o lo que es más seguro, por las ganas que teníamos de resbalarnos...

Al fin terminamos el camino y entramos en el valle cubierto de hierba y campanitas. De nuevo nos encontramos con vacas pero pasamos sin problemas ya que éstas estaban muy entretenidas comiendo hierba y no se molestaron en mirarnos...Cada vez nos encontrábamos más cerca. Después de cruzar la rivera llegamos cansados pero enseguida, muy animados nos lanzamos resbalón abajo.

Nos resbalábamos unos sobre otro, en tren , de cabeza, de pie, ...de cualquier forma, la cosa era resbalarse. Algunos cogíamos una escoba de las muchas que rodean el resbalón y bajábamos más lanzados. Muchos rompieron los pantalones y otros tantos se fueron por el infierno*. Eran ya las cinco de la tarde cuando empezaron a llegar las madres con la merienda, entre ellos el alcalde que nos hacía bajar a gran velocidad cuando se ponía de "puente". Allí arriba se respiraba un aire fresco y perfumado debido al olor a espinero y campanitas.

De nuevo llegaron coches llenos de gente. Los hombres jugaban abajo al balón que de vez en cuando qudaba nadando en la rivera. Nosotros seguiamos disfrutando ...
Llegó la hora de merendar y como la tarde se ponía fresquita prendimos una hogera. Comíamos el típido hornazo y apenas habíamos terminado, subíamos otra vez.

En total éramos cerca de 50. Sobre las ocho nos marchamos y el resbalón quedaba solo. Seguimos el camino por donde habiamos venido y llegamos muy cansados a casa. A la mañana siguiente teniamos agujetas de tanto resbalarnos. 
Hoy esperamos de nuevo otra merienda en el resbalón"


Y hoy, 22 años más tarde la nueva generación de niñas y niños del pueblo esperan con ansía el día del resbalón y el hornazo como merienda.

Pero ahora ya apenas hay vacas de las que preocuparse y este año ni siquiera agua en el regato, que está muy seco ¡hace meses que no llueve!.

*Infierno: parte de abajo de la piedra resbalina, llena de escobas y piedras.

¡Esperemos que ese día se pueda disfrutar! 

Felices vacaciones por Escuerna

3 comentarios:

  1. ¡Que guay el resbalón!
    Espero que todos los que puedan disfrutarlo este año, lo pasen muy bien. Siempre nos gusto mucho este día.

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  2. ¡Vaya reportera!, si señor , toda una crónica en la que no falta detalle, ¿nunca pensaste estudiar periodismo? Describes con todo lujo de detalles la tarde y además transmitiendo mucha emoción. He disfrutado mucho leyéndola. Gracias

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  3. Ha llovido un poco desde aquel dia pero unos cuantos de los niños de aquel año,algo mas creciditos, volvimos el domingo con la misma ilusion que entonces, y la tarde no defraudo.No se quien disfruto mas, si los peques o algunos padres,tios...

    Aunque se paso la semana santa lloviendo el sol tambien vino al resbalon,pena de regato, ni gota, sin problemas para cruzar

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